jueves, 3 de julio de 2008

Donación de órganos


Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones;
que se los den a cualquiera,

si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida,
si no puedo respirar,
que otro respire por mí.
Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción;
hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.
La pinga la donaré,
que se la den a un caído
y levante, poseído,
el vigor que disfruté
pero pido que, después,
se la pongan en un jinete,
de esos que les gusta brete;
eso sería gran cosa,
yo descansando en la fosa
y mi pinga dando fuerte.
Entre otras donaciones
me niego a donar la boca
pues hay algo que me choca
por poderosas razones:
sé de quien, en ocasiones,
habla mucha bobería;
mama lo que no debía,
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.
El culo no lo daré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné;
muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo
para que un cirujano chulo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto, me den por culo.

Atendiendo a mis razones

otra cosa mantendré
y es que me dejen el pelo

por si acaso voy al cielo

y en las celestes regiones

con san Pedro trataré

entre miles de cuestiones

en mantener mis cojones.

Atribuido a CAMILO JOSE CELA. (1916-2002)

2 comentarios:

Antonio dijo...

Evidentemente, es de CamUlo. Esa obsesión por el culo...
(Perdón por el puto ripio)

Antonio Arévalo

Luc dijo...

Evidentemente lo es (aunque dudo de los versos finales) ...era amigo de la familia

Por los ripios no te preocupes, existen colecciones de ellos...