sábado, 3 de mayo de 2008

Algo suave, para empezar...



Tu coño, que adivino

latido de una orca,

el viento y su destino,

velocidad y tiempo

violento y clandestino

marino y somnoliento;

conocimiento estricto,

que distrae el momento

frágilmente y exacto

de mi boca: te siento

en distancias azules,

orificios de tules,

resplandores de cielo

flexibles, religiosos

que vuelan como posos

tu coño de pirámide,

de siglos y de años,

encerrado en el aire,

chispazos entre azahares,

moneda de los dioses,

tabacos y licores,

con sus guardas de plata

y batientes de fuego,

dulces componedores

y moneda acuñada

en débiles temblores,

su lengua que me dice

y murmura el silencio

que aprende, coronando,

tu rugiente corola

tan despierta y profunda

como un túnel en llamas

con su fuerza telúrica

empapada de besos;

el aceite de un arma,

su burdel, un tugurio

custodiado de lumbre,

su medida, precisa,

de párpado insistente

como bala de oro;

extremaunción de vértigo

que vence a tus amantes

entre luces y sombras,

envuelto entre sus sábanas;

tu coño prodigioso

de frágil terciopelo

palpita como un astro

azul, como los mares.


Ejercicio: descubra si este poema (y la ilustración que lo acompaña) pertenecen a una tipología horter@ erótic@ or not.

2 comentarios:

Justine dijo...

Haciendo un estudio pormenorizado de su poema le diría que al margen de que me parece muy bien escrito y descrito (su coño), un punto hortera tiene... en algunas o varias expresiones...
La imagen, diría yo que coños tan perfectos no existen, eso sí, original lo es...
Une caresse...

Luc dijo...

Me parece justo lo que me dice...
y lo mismo digo de lo de los coños, sip
bssssssssssssssss