jueves, 1 de mayo de 2008

Texto hórrido apropiado



Ella se volvió.

-Masajéame los pechos con aceite, anda.

-No soy tan estúpidamente masculino, Elphaba.

-Sí que lo eres -replicó ella riendo, pero con expresión amorosa-. Ven.

Era de día, el viento rugía e incluso sacudía las tablas del suelo. El frío cielo sobre la claraboya era de un extraño azul rosado. Ella dejó caer su timidez como un camisón y, en la mirada líquida que la luz del sol derramaba sobre las viejas tablas, separó las manos, como si en el terror del combate venidero hubiese comprendido por fin que era hermosa. A su manera.

El desmoronamiento de su reticencia fue para él mayor motivo de temor que cualquier otra cosa.


Se esperan comentarios de cualquier tono, si han conseguido llegar hasta aqui, cuestión por la que merecen toda mi sincera admiración. De todas formas, debo plantear algunas preguntas...

1) ¿Es el masajeo de pechos estupidamente masculino o no?

2) ¿Influye que sea de dia o de noche en el rugir del viento?

3) ¿Será el cielo tan frio como la claraboya o lo será menos?

4) ¿Se habrá hecho daño la timidez al caer?

5)¿Será menos hermosa la mujer cuando el terror del combate venidero se haga insoportable?

6) ¿Aguantará la reticencia el desmoronamiento del temor a su vez o no?

La solución creo que viene más adelante en este texto ejemplar pero me ha sido imposible continuar su lectura, sorry.

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