jueves, 1 de mayo de 2008

Horter@ Erotic@


Hubo un tiempo que servía solamente la adscripción para definir la calidad de un producto. Si esta cosa es de un amigo mío seguro que es buena. Hasta ahí el razonamiento podría estar bien pero ya se ve que no. ¿Cual es la razón? Bien, resulta obvio que la amistad no tiene nada que ver con la calidad. Es decir, puede ser que esa cosa sea de un amigo suyo (incluso muy amigo) y ser una perfecta porquería. Es más, su amistad en ningún caso debería depender exclusivamente de la calidad de las pertenencias de su amigo, ya que incluso podría ser tachado de interesado en tal caso. Ya lo dice el refrán cuando establece que el hábito no hace al monje, aunque ayude.

Bien, ya se ve que esas son variables de diferente familia. Usted podrá ser un esteta acabado y ser muy amigo de alguien con un gusto deplorable, pues salvando esa distancia estética, la amistad puede ser, en su caso, tan fuerte que no haga insoslayable ese abismo. Esta circunstancia, sin embargo, no se ve siempre de forma tan manifiesta, en particular en las cosas del arte o la literatura, como una de las artes. También ocurre en otros campos, obviamente. Recordemos como no hace mucho (y aun sigue ocurriendo) el tener un credo político justificaba el buen hacer en la disciplina concreta a la cual se dedicaba el interfecto. Como aquel es de los nuestros seguro que escribe bien... e cosí vía...

Ocurre siempre y ha ocurrido con rojos o con azules. Se trata de definir la excelencia por una adscripción externa de carácter normalmente estúpido... Si es rubia será inteligente... y sentencias de este tipo. Recordemos el dicho de la famosa redacción escolar...Era de noche y sin embargo llovía...escrita por don Antonio Neira (1818-1853), satírico y costumbrista, y se aplica a todos aquellos que no elaboran un discurso lógicamente. Su origen estaría en cierta historia que contaba el director de la Biblioteca Nacional de España y famoso escritor romántico, don Juan Eugenio de Hartzenbusch (1806-1880): En cierta ocasión – dice - se acercó a él un joven literato solicitándole a don Eugenio que le comentara una obra que había escrito para recibir algún elogio del famoso autor de “Los amantes de Teruel”. La novela del muchacho, según se dice, comenzaba con esas palabras. Es de suponer que Hartzenbusch cesó ahí mismo su lectura. Otros autores atribuyen la paternidad de esta frase a otros autores, incluso al propio Charles M. Schulz (1922-2000), el estadounidense autor de las famosas "tiras cómicas" de Peanuts: ¿quién no conoce a Charlie Brown y a su perro Snoopy? Pues resulta que cuando Snoopy fantasea con ser escritor utiliza, como introducción soñada para sus libros, "era de noche y sin embargo, llovía...", como en "su novela" titulada La historia incomenzable. En inglés, es "It was a dark and stormy night...". Y ahora viene lo bueno: Schulz la tomó, y la usó una y otra vez, para reírse de los malos novelistas. Porque resulta que "It was a dark and stormy night" es la primera frase de la novela Paul Clifford del inglés Edward George Bulwer-Lytton (1803-1873), cuya novela más famosa es Los últimos días de Pompeya. Y más: Paul Clifford fue publicada en 1830.

Con ello se demuestra en parte que la inconsecuencia estética el algo aparentemente consustancial con la apreciación del arte, o bien que el personal prefiere hacer ilaciones de carácter simple a establecer una opinión basada en supuestos propios. Un ejemplo lo tenemos en la supuesta calidad y prestigio del mundo gay (o femenino) presente incluso en la propia política, de modo que la mayoría de mujeres, o de homosexuales en determinados asuntos va garantizar per se la calidad de algún producto o de alguna gestión, lo cual además, supone un desdoro para las mujeres o para los homosexuales, ya que antepone su condición sexual a su calidad personal, sea esta buena o lo sea menos.

Bien, pues un fenómeno paralelo ha ocurrido en el campo del erotismo, es decir, se supone que los escritos, obras, fotos o instalaciones que tienen ese carácter “erótico” o incluso “pornográfico” están al margen de cualquier crítica (evidentemente dejando al margen otra clase de connotaciones obvias) de carácter estético y su convierten así en una especie de patente de corso para abrumar al lector (o al espectador) que queda indefenso ante semejante dislate.

Bien, pues este blog que parte de una idea provocadora, tiende precisamente a desvelar esa cuestión, por otra parte abundosa en la red. Estamos dispuestos, por consiguiente a desvelar al “horter@ erotic@” venga de donde venga, precisamente para salvar a la hermosa literatura erótica de esos desmanes. Esperamos a todos con sus ácidas críticas y en especial a todos l@s horter@s erotic@s que se animen a visitarnos. Como sea que esto no es algo nuevo (ya se ve con el ejemplo de Clifford) este blog propone empezar la lista con dos grandes horteras eróticos (en nuestra humilde opinión) que son Don Gustavo Adolfo Bécquer (aunque no siempre) y Don José de Espronceda (este seguramente lleva mas papeletas). Veamos ejemplos sublimes de hortera erótico...

Entonces no siento ya con los nervios que se agitan,
con el pecho que se oprime, con la parte orgánica
natural que se conmueve al rudo choque de las
sensaciones producidas por la pasión y los afectos;
siento, sí, pero de una manera que puede llamarse
artificial; escribo como el que copia de una página
ya escrita; dibujo como el pintor que reproduce
el paisaje que se dilata ante sus ojos y se pierde
entre la bruma de los horizontes.

Cartas a una mujer (II)
Gustavo Adolfo Bécquer

El amor es poesía; la religión es amor.
Dos cosas semejantes a una
tercera son iguales entre sí.

Cartas a una mujer (IV)
Gustavo Adolfo Bécquer

Y ahora este fragmento atribuido a Espronceda...

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!

(Fragmento de La Desesperación)

O este otro poema...

Las quejas de su amor

Bellísima parece
al vástago prendida
gallarda y encendida
de Abril la linda flor.
Espero muy más bella
la virgen ruborosa
se muestra al dar llorosa
las quejas de su amor.
Suave es el acento
de dulce amante lira
si al blando son suspira
de noche el trovador.
Mas es aún más suave
la voz de la hermosura
si dice con ternura
las quejas de su amor.
Gozoso en noche umbría
el triste caminante
del alba radiante
columbra el resplandor.
Espero aún es más grato
al alma enamorada
oír de su adorada
las quejas del amor.

Bien, ahora son ustedes quienes tienen la palabra...

5 comentarios:

Justine dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Justine dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luc dijo...

mmmmmmmmmmmmmmm...no se que ocurre pero estos de bloggerhan suprimido los comentarios sin aviso.

Sorry pero no fui yo

LUC

Justine dijo...

No temas querido... ésto sólo es el comienzo...tal vez.

Luc dijo...

Asi es... ¿Ocurrirá como en "Casablanca?...¿El comienzo de una hermosa amistad?